Para poder guarecernos de las inclemencias climatológicas que sin duda nos asaltarán, ya se sabe “nueve meses de invierno y tres de infierno”, hemos levantado una casa de aperos en la que todos los muros están hechos con paja, sí sí, con pacas de paja, que después hemos enlucido con una mezcla de cal, arena y cemento para dotarla de mayor consistencia y para proteger la paja del sol, la lluvia y de todos los animalitos que estarían encantados de vivir en ella y hasta comérsela.
A parte de estar hecha con un material natural que produce unas sensaciones muy agradables, los muros de paja nos permitirán estar mucho más fresquitos en verano y mucho más calentitos en invierno en esos momentos en que necesitemos hacer un alto en la faena de cuidar nuestras huertas. Además creemos que resulta muy agradable a la vista pues hemos tratado de darle el aspecto sólido y rural de las antiguas construcciones de adobe que se levantaban en esta zona.
En esta casa de aperos se ubica el almacén de herramientas y de los productos necesarios para nuestras huertas, así como los servicios y una sala de descanso. También dispone de diferentes porches que sirven de garaje para el tractor, como almacén de los aperos que este utiliza y , cómo no, para poder sentarnos al aire libre los muchos días que el clima aquí nos lo permite.
Y para quien lo valore os decimos que toda la energía eléctrica que se consume en La Casa De Paja nos la proporciona el Señor Lorenzo también conocido como Sol.